En su declaración, Sheinbaum indicó que este cambio, que busca preservar el cultivo tradicional del maíz, ya ha sido propuesto al Congreso como parte de un paquete de reformas constitucionales que envió el expresidente Andrés Manuel López Obrador. Actualmente, esta propuesta está por ser aprobada en la Cámara de Diputados.
“Es nuestra obligación conservar nuestra biodiversidad, no solo animal y vegetal, sino también genética“, afirmó Sheinbaum, señalando que México es autosuficiente en la producción de maíz blanco. También recordó que el maíz tiene una herencia cultural de profunda importancia, siendo una planta domesticada por los pueblos originarios.
La presidenta defendió el cultivo natural frente a las modificaciones genéticas argumentando posibles riesgos para la salud y el medio ambiente. Según Sheinbaum, al utilizar semillas modificadas en laboratorio, los agricultores se ven obligados a depender de estas, en lugar de cultivar y mejorar las semillas de manera natural, una práctica que se alinea con los conocimientos de las instituciones públicas y los propios campesinos.
Esta postura se da en medio de tensiones crecientes entre ambos países, mientras México lucha por defender su herencia agrícola y sus prácticas sustentables frente a los intereses comerciales y tecnológicos de Estados Unidos.